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martes, 16 de enero de 2018

Llega el Papa a Chile, en un clima de agitación y hostilidad

La presidenta Michelle Bachelet lo recibió con respeto y sobriedad

La visita del pontífice genera protestas de grupos laicos e indígenas


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Recorrido de Francisco por calles de Santiago, la capital chilena, a bordo del Papamóvil 
El papa Francisco llegó al anochecer al aeropuerto de Santiago, después de un largo viaje. La visita a Chile, conforme se acercaba la fecha, se ha ido tensado. Los atentados son un reflejo del enrarecimiento. En efecto, tres parroquias fueron agredidas con bombas incendiarias donde advirtieron al pontífice en un panfleto que la próxima bomba será en tu sotana, por unas horas la nunciatura fue tomada. Es notorio el clima de cuestionamientos y agitación so
cial que el propio Vaticano ha reconocido. Una visita que se ha tornado intrincada por el clima de hostilidad de ciertos sectores de activistas y de indiferencia de una gran fracción de la sociedad chilena.
Dicha frialdad se reforzó por la polémica sobre el alto costo de la gira pontifical, que podría rebasar los 18 millones de dólares. La visita ha generado protestas de grupos laicos e indígenas, así como de víctimas de abusos sexuales de sacerdotes de la Iglesia. Otro de los sectores poderosos que ven con desconfianza la presencia de Francisco en Chile, son grupos conservadores empresariales que manejan medios de comunicación y grandes empresas. Les incomoda la actitud de crítica anticapitalista y las posturas populares de Francisco.
A 30 años de distancia la sociedad chilena ha cambiado sustancialmente pero hay heridas y fisuras que se mantienen. La Iglesia católica ha venido a menos, es un hecho palpable, sin proyecto propio y con un alto nivel de frustración social de los propios católicos.
Inevitable no politizar la visita de Francisco a Chile. Esa fue la tónica de la visita de Juan Pablo II a este país en 1987, cuando el dictador Augusto Pinochet se quiso legitimar bajo el anticomunismo del Papa polaco.
Francisco arriba a la capital chilena en un clima templado, propio del inicio del verano.  Sin embargo, las expectativas están atropelladas y la gira presenta altos niveles de dificultad para Bergoglio, quien tiene 81 años de edad. Anoche se rompió la espera, el pontífice fue recibido por Michelle Bachelet. Lo recibió con respeto y sobriedad. La presidenta saliente es socialista y agnóstica, hija de un miembro del gobierno de la Unidad Popular presidida por Salvador Allende. Bachelet promovió la legalización del aborto terapéutico y ha motivado una iniciativa de reforma constitucional a fin de legalizar los matrimonios de personas del mismo sexo. Es el fin de su segundo mandato y ante los atentados contra parroquias sostiene que la seguridad del pontífice católica está asegurada.
Los encabezados de los principales diarios expresan muy bien la densa atmósfera, El Mercurio: A horas de Francisco en Chile, refleja la tirante calma de la visita. Mientras el periódico La Tercera advierte sobre el clima de tensiones titulando su primera plana: Vaticano alerta que visita del Papa a Chile y Perú no será un viaje simple. Las Últimas Noticias compara ya las visitas: Así se transformó Chile entre las dos visitas papales.
Tanto el aeropuerto internacional como las fronteras terrestres han estado muy activas en Chile. Se esperan más de un millón de argentinos, bolivianos y peruanos para ver al Papa. En las fronteras se ha incrementado hasta 96 por ciento el contingente habitual de visitantes. En especial el Paso Internacional de los Libertadores, el principal cruce entre Argentina y Chile, en plena cordillera de los Andes.
Luego de dejar el aeropuerto, el papa Francisco cumplió su primera actividad en Santiago al visitar la parroquia San Luis Beltrán, donde rezó unos minutos frente a la tumba de monseñor Enrique Alvear Urrutia, el llamado obispo de los pobres, cuya causa de canonización está abierta. Monseñor Alvear fue un obispo posconciliar que conformó aquella generación dorada de obispos latinoamericanos comprometidos con causas populares. Monseñor Alvear se destacó por su considerable labor con los más necesitados y su notable defensa de los derechos humanos al lado del cardenal Raúl Silva Henríquez. A finales de los años 60 y durante toda la dictadura de Pinochet, la Iglesia chilena gozó de mucho peso, respeto social y político que se fue desvaneciendo hasta quedar hecha pedazos. Gran responsabilidad la tiene la propia acción del Vaticano de Juan Pablo II, quien tuvo como arquitecto de dicho desastre a Angelo Sodano, cercanísimo al dictador Pinochet, primero como nuncio y luego como secretario de Estado. El hecho es que la Iglesia chilena, y en especial su jerarquía, pasen por una crisis dramática de credibilidad se debe a la sujeción de Roma que se ha recrudecido por los abusos sexuales contra menores y de encubrimiento.
El jesuita chileno Antonio Delfau, ex director de la prestigiada revista Mensaje, declara que Chile se ha convertido en un país en donde todos se sienten inocentes. Desde el punto de vista eclesial, Chile vive una profunda crisis. Los obispos están divididos y no hay proyectos de envergadura. La Iglesia se ha vuelto irrelevante, más aún, para aquellos que vivimos la Iglesia bajo la dictadura y la posdictadura. Entonces era una Iglesia muy respetada.
Sin duda los escándalos por abuso sexual han sido la puntilla. Desde que en 2010 se destapó el caso del sacerdote Fernando Karadima, condenado tibiamente por el Vaticano por abuso sexual de menores. Existe una clara animadversión hacia la jerarquía y la más baja valoración hacia Francisco en toda América Latina. De acuerdo con los datos de la consultora Latinobarómetro, recogidos por la agencia Afp, Chile valora al papa Francisco con un bajo 5.3 puntos de 10 posibles. Según la consultora, los católicos han descendido a 47 por ciento. La ONG estadunidense Bishop Accountability, presentó hace unos días una detallada lista de los religiosos pedófilos chilenos. Una base de datos de casi 80 clérigos en Chile, sacerdotes, monjes y una monja que han sido acusados de abusar sexualmente de niños, fue presentada a la prensa en Santiago por Ann Barrett-Doyle, codirectora de la organización.
El gran reto de Francisco es tratar de recuperar la confianza de los chilenos hacia la Iglesia y animar a los obispos, sacerdotes y clérigos de hacerse presentes de manera más evangélica y pastoral. Pero Francisco no enfrentará solo las protestas de activistas defensores de víctimas de abuso sino una Iglesia en inanición, con una moral desfallecida del clero, no sólo soportará las críticas de la derecha pinochetista empresarial de que no entiende la economía actual. El otro gran reto que enfrenta Francisco son los candentes reclamos indígenas, la llamada cuestión mapuche que analizaremos más adelante en otras entregas. Esperanzas y heridas, expectativas e indiferencias, indignación y desilusión. Son los desafíos que afrontará Francisco en su sexta visita a América Latina, su propio continente, justo en el país donde su Iglesia es la más convulsionada y vulnerable.

Foto Afp, Bernardo Barranco V., Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 16 de enero de 2018, p. 23
Santiago.

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