Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

lunes, 26 de junio de 2017

Los paracos llegaron ya

La Jornada
Luis Britto García
1
P
asa que comunicadores como Ildefonso Finol, Miguel Ángel Pérez Pirela y quien suscribe, desde principios de siglo, denunciamos la infiltración de paramilitares. Acontece que éstos progresivamente cobran vacuna, establecen alcabalas y toques de queda, ejercen trata de personas, narcotráfico, sicariato, propagación de casinos, contrabando de extracción, intento de magnicidio y control sobre empresas de seguridad y transporte. Ocurre que progresan del crimen organizado a la parapolítica: bajo protección de las policías de un puñado de alcaldías opositoras en tres años lanzan tres oleadas terroristas, dejan centenares de víctimas fatales, entre las cuales se cuentan autoridades, fiscales y motorizados degollados con guayas; queman dependencias y transportes públicos; incendian hospitales y guarderías con niños dentro; incineran ciudadanos en plena calle. No parecen actividades pacíficas. Pacíficas son las víctimas irreparables.
2
El coronel estadunidense Max G. Manwaring, del Comando Sur y del Instituto de Estudios Estratégicos del Departamento de Defensa de Estados Unidos, al estudiar el caso de Venezuela sostiene que el bolivarianismo libra una guerra asimétrica, o de cuarta generación, con las características siguientes: “1) La lucha es predominantemente políticosicológica, no militar –aunque hay un importante rol castrense o paramilitar en el proceso. 2) El conflicto es extenso, y cubre tres o cuatro etapas. 3) La guerra se libra entre beligerantes con capacidades asimétricas y asimétricas responsabilidades hacia quienes los manejan (…) 4) La contienda tiene dimensiones e implicaciones trasnacionales. 5) La guerra no es limitada en su propósito. Es total en la medida en que busca dar al ganador absoluto poder para controlar o reemplazar el gobierno existente” (“State and nonstate associated gangs: credible midwives of social orders”: 2009).
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La proyección es un mecanismo sicológico por el cual acusamos a otro de nuestros propios pensamientos o acciones. El coronel Mainwaring acusa a los bolivarianos de desarrollar el conflicto en las siguientes fases: “1) (…) Entrenar cuadros de profesionales (propagandistas y agitadores) para tareas de liderazgo y combate político-militar, y crear selectos ambientes de caos. 2) Crear un frente político y militar de clases medias desburguesadas e individuos con mentalidad similar para que trabajen juntos en la desestabilización de las sociedades opuestas y la imposición de la nueva socialdemocracia. 3) Fomentar conflictos regionales. Esto involucrará operaciones preparatorias, encubiertas y graduales político-militares y sicológicas para desarrollar y nutrir el apoyo popular. 4) Planear actividades abiertas y directas de intimidación, incluyendo acciones populares (como manifestaciones, huelgas, violencia cívica, violencia personal, lesiones y asesinato (…) para debilitar los Estados elegidos como blancos y debilitar el control militar enemigo y sus medios de control. 5) Directa, pero gradualmente confrontar una fuerza militar enemiga desmoralizada y llevarla a su colapso”.
4
Juzgue el ecuánime lector si el bolivarianismo es autor o víctima de tal índole de ataques. Vivimos ya situaciones como las de la cotidiana invasión de Nicaragua por la Contra, como las de Chechenia, Libia o Siria. Quizá el veto potencial de Rusia y de China en el Consejo de Seguridad de la ONU nos ha salvado hasta el presente del diluvio de bombas o la invasión militar abierta. Pero tal veto no puede protegernos contra un conflicto interno no declarado ante el cual no ejercemos el derecho a la defensa. No nos defendemos contra empresas de maletín, bachaqueros, contrabandistas ni descuartizadores; tampoco contra terroristas organizados, protegidos y subsidiados. Hemos dejado instalarse en nuestro territorio un enemigo tenaz, sin escrúpulos y despiadado. Guerra avisada sí mata soldado, si pretendemos que no existe. El primer requisito para ganar una guerra es reconocerla. Como decía José Félix Ribas, no podemos optar entre vencer o morir. Necesario es vencer.

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