Denuncia el ex gobernante brasileño la
farsa judicial; miles lo respaldan en Curitiba
Tras declarar ante el juez Moro, Lula reitera:
no tienen ni una prueba en mi contra
Lo acusan de ser dueño de un departamento recibido como soborno de la constructora OAS
Luego de rendir declaración durante cinco horas ante el juez de la operación Lavado Rápido, en
la ciudad de Curitiba, Luiz Inacio Lula da Silva dirigió un mensaje a
sus seguidores en un mitin celebrado en la plaza Santos Andrade, donde
estuvo acompañado por Dilma Rousseff
Quieren que sea masacrado antes de ser juzgado, proclamó el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2011) la noche de este miércoles ante miles de seguidores. Previamente, durante una audiencia de unas cinco horas ante el juez Sergio Moro, en la cual negó todas las acusaciones de corrupción que pesan en su contra, denunció ser sometido a una
farsa judicial.
Lula, de 71 años, dijo ser víctima de un ensañamiento legal que busca
impedir su regreso al poder en 2018, en un mitin ante miles de
partidarios que viajaron a la sureña ciudad de Curitiba para apoyarlo en
la conservadora “capital de Lavado Rápido”, la operación que reveló la existencia de una red de sobornos en la estatal Petrobras.
“Como considero que este proceso es ilegítimo y la denuncia una
farsa, estoy aquí en respeto a la ley y la Constitución, pero con muchas
objeciones al comportamiento de los fiscales de Lavado Rápido”, declaró Lula, según se ve en los videos liberados por la justicia tras el interrogatorio que se llevó a cabo a puerta cerrada.
Perfecto, replicó Moro.
Pero esta es una oportunidad que tiene usted para defenderse y aclarar todo, agregó.
Aunque el juez no autorizó la grabación del interrogatorio, que
comenzó a las dos de la tarde y terminó después de las siete de la
noche, varios medios publicaron fragmentos del mismo. Bien preparado
para refutar los cargos, Lula reiteró que hasta ahora no ha visto
pruebas concretas en su contra.
Hoy pensé que mis acusadores iban a mostrar una escritura, un pago, alguna prueba, pero no tenían nada. No quiero ser juzgado por interpretaciones, quiero ser juzgado por pruebas, dijo Lula más tarde ante seguidores.
Moro pretende demostrar que Lula es propietario de un departamento
tríplex ubicado en el balneario de Guarujá, en Sao Paulo, que habría
recibido de la constructora OAS a cambio de
ventajas indebidas, a pesar de que no hay pruebas.
Nunca solicité y nunca recibí ese departamento, sostuvo Lula, quien lució molesto en buena parte de su declaración aunque, a ratos, también desafiante.
El líder de la izquierda admitió haber visitado el inmueble con un
ejecutivo de OAS que quería vendérselo, pero dijo que no le gustó y le
pareció que tenía
500 defectos, además de que era pequeño para una familia con cinco hijos y varios nietos.
Declaró que sólo abordó el tema en dos ocasiones con Léo Pinheiro, ex
presidente de OAS, e insistió en que después descartó quedárselo.
En el mitin posterior celebrado en la plaza Santos Andrade, donde
estuvo acompañado por Dilma Rousseff, presidenta depuesta, Lula se dijo
víctima de una encarnizada persecución judicial.
Están viendo a alguien que está siendo masacrado, afirmó Lula en su arenga, en la que evocó en varias ocasiones la posibilidad de presentarse a las elecciones de octubre de 2018.
Me estoy preparando para volver, proclamó el ex líder sindical y cofundador del Partido de los Trabajadores (PT) ante la multitud que coreaba:
Lula, ladrón, robó mi corazón.
Si un día tuviera que mentirles, prefiero que un autobús me atropelle en cualquier calle de este país, expresó entre lágrimas.
Lula fue recibido por una multitud a su llegada a Curitiba,
procedente de Sao Paulo, y al término del interrogatorio miles lo
esperaban en la plaza Santos Andrade.
Rousseff tomó el micrófono antes que Lula y expresó su
emoción inmensapor la fuerte movilización popular. También remarcó su
alegríapor saber que Brasil no seguirá por el mismo camino recorrido hasta ahora,
de golpe, de atrasos, en referencia a las reformas del gobierno de Michel Temer, quien asumió el Ejecutivo tras su destitución.
Miles de brasileños de organizaciones sociales de izquierda como el
Movimiento de los Sin Tierra y sindicatos como la Central Única de los
Trabajadores, se desplazaron en estos días a Curitiba para acompañar al
ex presidente en su comparecencia.
La sentencia del juez Moro debe conocerse en un plazo de 45 a 60
días, aunque algunos analistas apuntan que podría ser en apenas un mes.
La fiscalía acusa a Lula de haber recibido 3.7 millones de reales
(1.16 millones de dólares al cambio actual) de OAS, que incluyen el
departamento de Guarujá y el financiamiento del almacenamiento de sus
bienes personales y de su acervo presidencial entre 2011 y 2016.
El expediente, conocido como el
departamento de Guarujá, es una de las cinco acusaciones que hasta el momento pesan sobre Lula por corrupción pasiva, lavado de dinero, tráfico de influencias y obstrucción a la justicia.
Los sondeos vaticinan para Lula una amplia ventaja en la próxima
contienda electoral, aunque también muestran que es uno de los políticos
con mayores índices de rechazo.
La conservadora y próspera Curitiba, capital de Paraná, vivió una
jornada de tensión en medio de fuertes medidas de seguridad, para evitar
choques con los
lulistasmovilizados por el PT y por organizaciones rurales y sindicales con los defensores de la operación Lavado Rápido.
De acuerdo con las leyes brasileñas, Lula no podría postularse a las
elecciones de octubre de 2018 si una eventual condena es ratificada en
segunda instancia. Este proceso suele demorar un año.
El juez Moro, de 44 años, considerado ícono de la lucha contra la
corrupción, apremió a sus admiradores a permanecer en sus casas para
evitar enfrentamientos.
Y aunque la mayoría siguió su consejo, algunos grupos se manifestaron
con un muñeco gigante con la figura del ex presidente vestido de
presidiario al grito de:
Lula, ladrón, tu lugar es la prisión.
En las redes sociales brasileñas hubo durante todo la jornada
intensas campañas que evidenciaron la polarización en el país por el
caso del ex presidente, el político más influyente en Brasil en las
últimas dos décadas. En Twitter los mensajes se dividían entre las
etiquetas #LulaEuConfio (Lula yo confío) y #MoroOrgulhoBrasileiro (Moro
orgullo brasileño).
Foto Ap Afp, Sputnik y Dpa
Periódico La Jornada
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