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sábado, 13 de mayo de 2017

Integración latinoamericana para enfrentar al cáncer


Entrevista con Walter Zoss, responsable de la RINC-UNASUR
La pobreza potencializa ciertos tipos de cáncer

La lucha contra el cáncer exige sinergias y cooperación internacional subraya el periodista y comunicador Walter Zoss, gerente ejecutivo de la Red de Institutos e Instituciones Nacionales de Cáncer de la UNASUR (RINC). Doble ciudadano brasilero-suizo, desde 1992 se dedica a la comunicación corporativa. Del Instituto Nacional del Cáncer de Brasil pasó en el 2012 a dirigir la RINC-UNASUR -con sede en Río de Janeiro-, que reúne a doce países -todos suramericanos- y siete naciones asociadas del resto del continente y el Caribe. Entrevista.
¿A pesar de la juventud de esta Secretaría de la Unión de Naciones del Sur, cuáles percibe como principales logros en este corto periodo de algo más de cinco años de existencia?
En este espacio se creó una dinámica nueva en la cooperación regional para el control del cáncer y una "puerta de entrada" para el intercambio de intereses y conocimientos de la Región con las agencias y organismos internacionales. La RINC se consolidó rápidamente como una estrategia innovadora de cooperación técnica, integración regional y articulación entre instituciones públicas de ámbito nacional para el control del cáncer. Está conformada por los institutos o instituciones responsables de las políticas que se ocupan del cáncer en los países suramericanos que integran la UNASUR y otras naciones de América Central y del Caribe. Tiene un modelo de gobernanza basado en principios de igualdad entre sus miembros, lo que constituye un elemento esencial para el proceso de toma compartida de decisiones e implementación de acciones. Esto ha permitido que los países mantengan un contacto fluido y permanente, lo que facilita la transferencia de conocimiento, el intercambio de experiencias y capacidades, así como el desarrollo de estrategias comunes.
Logros, problemas, desafíos
¿Y si hablamos de resultados concretos, prácticos, de la RINC?
Son numerosos. El montaje de una red de 19 bio-bancos activos. La elaboración de un Plan Regional de asistencia técnica e intercambio de conocimiento para prevención y control del cáncer de cuello uterino. La institución de un grupo operativo de registros de cáncer que apoyó la implementación del Nodo Latinoamericano para Registros de Cáncer de la IARC/OMS. Así como el desarrollo de un diagnóstico regional del cáncer de mama con la visión de constituir en el futuro un Grupo Operativo dedicado al tema. Hemos también creado un Grupo Operativo de Comunicaciones con expertos regionales para temas de comunicación, cabildeo y educación pública. Sin duda, el hecho de pertenecer a la UNASUR -en tanto marco jurídico que cuenta con el apoyo formal de los 12 gobiernos suramericanos-, afianza aún más el funcionamiento de la Red basado en este concepto de cooperación Sur-Sur.
¿Y los problemas o de tareas pendientes?
Hay aspectos que no han funcionado bien en la Red. Un problema que solo ha ocurrido en algunos casos pero que es recurrente: la participación no siempre efectiva ni regular de los gobiernos en la RINC. Se observa discontinuidad y asimetría en la participación en las actividades, resultado, a veces, de los cambios naturales de gobierno o por la falta de priorización del control del cáncer en las políticas de salud pública de algunos de los Estados miembros.
Además, la designación de referentes nacionales ligada a situaciones de contextos políticos internos de cada país no siempre es ideal y genera una pérdida de oportunidades. Las personas que representan a los países, en algunos casos, no son las que más conocimientos tienen sobre la situación. O carecen de la autonomía necesaria para la toma de decisiones.
Sin embargo, esto no es un problema propio a la RINC, sino intrínseco a la manera cómo funcionan los sistemas de salud en los diferentes países. Es el precio que pagamos por el hecho de ser una red intergubernamental.
Evidentemente que el problema es menor en aquellas naciones suramericanas dónde las estructuras formales e instancias jerárquicas de la UNASUR también ejercen una función de control. Y es mayor en los demás países latinoamericanos que no tienen un vínculo formal con la RINC.
¿Y el aporte de la RINC a la formación?
Constituye una parte muy importante dentro de las estrategias de la RINC y fue identificada como una prioridad en nuestra última asamblea anual ordinaria del año pasado. La Red planteó la necesidad de intercambiar información acerca de oportunidades de formación para profesionales de salud tanto en relación a los programas de la RINC como a los sistemas de salud. Un primer paso en este sentido lo constituye el 3er ESO-ESMO Masterclass en Oncología clínica en Costa Rica en abril, que contó con la participación de la Red.
¿Qué rol juega la prevención no solo en la estrategia de la RINC sino también en los programas específicos de lucha contra el cáncer en Latinoamérica?
En la mayor parte de los países de América Latina y el Caribe no hay planes nacionales para el control de cáncer, por lo tanto, las estrategias específicas para la prevención de la enfermedad dependen de iniciativas aisladas vinculadas a gobiernos o a instituciones privadas.
Sin embargo, la mayoría tiene alguna acción de promoción social incluyendo actividad física y alimentación saludable etc. Con respecto al control de tabaquismo, la mayor parte de los países firmaron el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el control del Tabaco y lo están implementando, pero con distintos niveles de efectividad. Por ejemplo, Uruguay y Brasil, han alcanzado grados muy elevados en la implementación de medidas contra el tabaquismo y han alcanzado resultados notables disminuyendo el consumo del tabaco entre sus poblaciones.
La adhesión de los países de América Latina a la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas acerca de las Enfermedades No Transmisibles en 2011, y a la meta de bajar los índices de incidencia en 25% hasta el año 2025, brindó una oportunidad para que los gobiernos tomen medidas más efectivas contra el cáncer. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hay países de la región que no tienen un plan de cáncer, pero tienen un plan para confrontar las enfermedades no transmisibles lo que constituye un factor positivo.
Con relación a la detección temprana en América Latina y el Caribe, el cáncer de cuello uterino constituye un gran desafío. Es el segundo tumor más diagnosticado entre mujeres y con un alto índice de mortalidad. Produce 70 mil casos nuevos y más de 28 mil muertes anuales en la región. Aunque se plantee que técnicamente es una enfermedad que se puede erradicar, afecta a mujeres de todas las edades y especialmente de las clases sociales más pobres. Por estas razones urge el máximo compromiso de las autoridades de salud para bajar las cifras de este tipo de cáncer. Las acciones de detección precoz y tratamiento del cáncer cervicouterino son llevadas a cabo en muchos países latinoamericanos a través de programas puntuales y no por programas organizados. Lo mismo con el cáncer de mama, pero en un número menor.
Por esta razón, en la RINC, los países socios han escogido desde el inicio como temas importantes, la prevención y detección del cáncer de cuello uterino y de mama, buscando conformar Grupos Operativos que brinden asistencia técnica e intercambio de conocimiento.
¿En cuanto al combate global contra el cáncer cómo define la etapa actual que transita América Latina? ¿Progresos evidentes, avances tibios, estancamiento?
Creo que hay avances en la implicación política de los Ministerios de Salud, de los Institutos de Cáncer, de organizaciones públicas y privadas y también de la comunidad. Pero con logros muy diferentes, no solo entre países, sino también entre las regiones más pobres en un mismo país. La desigualdad es una impronta característica de América Latina y el Caribe.
Cooperación regional, historia y presente
Algunos países de la UNASUR han vivido en el último año y medio cambios políticos, gubernamentales importantes. Me refiero especialmente a Argentina y Brasil. ¿Han repercutido esos cambios en los programas de prevención del cáncer y -en general- en las actividades promovidas por la RINC?
Hasta el momento estos cambios no impactaron las actividades de la RINC, pero ya se observa una reducción de las expectativas con respeto a las iniciativas de cooperación regional.
En momentos, justamente, en que avanzan los planteos tanto en Norteamérica como en algunas naciones de Europa, de encerrarse más y más en sus propias fronteras… ¿Cuál es la principal enseñanza en el tema de la lucha contra el cáncer que puede presentar una institución de integración regional?
El continente americano tiene una importante experiencia histórica de cooperación regional en el área de salud que se expresó en la creación de la Organización Panamericana de Salud, que es la organización internacional especializada en la salud pública de las Américas. Funge también como oficina regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Responsable para la implementación de acciones para enfrentar las enfermedades infecciosas y transmitidas por vectores. Tuvo un rol importante en la acción de coordinación, capacitación y entrenamiento.
¿Cuáles son las expectativas de la RINC-UNASUR en cuanto a la cooperación internacional?
Es siempre importante la colaboración en la capacitación técnica y en la gestión de proyectos; la movilización y recaudación de fondos; así como el apoyo para desarrollar acciones de monitoreo e investigaciones científicas.
*Sergio Ferrari, en colaboración con el Bulletin Suisse du Cancer 

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