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martes, 29 de septiembre de 2015

Papa en la ONU: exclusión económica y social es atentado gravísimo a los derechos humanos y el ambiente




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Ante 170 Jefes de Estado de todo el mundo, el Papa Francisco afirmó que los problemas ambientales amplían la pobreza y la desigualdad en el planeta, al hablar en la 70ª Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, Estados Unidos. Un día después de tocar asuntos delicados en el Congreso de Estados Unidos, como la pena de muerte, las relaciones con Cuba, el cambio climático y la comunidad inmigrante, Francisco basó su discurso en la encíclica Laudato Si’. Reforzó dos derechos: a la existencia de la naturaleza y los derechos de la persona humana.

"Cualquier daño al medio ambiente es un daño a la humanidad. El abuso y la destrucción del medio ambiente aparecen asociados con un proceso constante de exclusión. En realidad, una ambición egoísta e ilimitada de poder, de bienestar material, lleva tanto a abusar de los medios materiales disponibles, como a excluir a los débiles y a los menos hábiles. La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un atentado gravísimo a los derechos humanos y al ambiente”, clasificó.

Según el Papa, cabe a las agencias financieras internacionales promover la sustentabilidad en la cadena productiva, evitando sistemas de "préstamos opresivos”, que generan más "pobreza, exclusión y dependencia”.
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Al abordar la teoría del descarte, ya denunciada por él en otras ocasiones, Francisco recordó que los más pobres son los que más sufren esos ataques. "Son descartados por la sociedad, y al mismo tiempo son obligados a vivir de desperdicios, y deben sufrir injustamente las consecuencias del abuso del medio ambiente. Estos fenómenos constituyen hoy la cultura del descarte, tan difundida e inconscientemente consolidada”, se lamentó.

El Sumo Pontífice dijo que ante este escenario, asume también su grave responsabilidad, y levanta su voz en conjunto con la de "todos los que aspiran por soluciones urgentes y eficaces”, señalando la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sustentable y la Conferencia de París sobre las Alteraciones Climáticas, como señales de esperanzas. La Agenda 2030 comenzó a ser debatida por la Asamblea de la ONU el viernes 25.

Sin embargo, el Pontífice advierte que los compromisos solemnemente asumidos no son suficientes, "aunque constituyan un paso necesario para la solución de los problemas”. "El mundo pide vivamente a todos los gobernantes una voluntad efectiva, práctica, constante, con pasos concretos y medidas inmediatas, para preservar y mejorar el ambiente natural y superar, lo más rápidamente posible, el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes consecuencias. Por ejemplo, el tráfico de seres humanos, el tráfico de órganos y tejidos, la explotación sexual, el trabajo esclavo, el terrorismo y la criminalidad”, afirmó.

Guerra

El Papa volvió a apelar por una solución pacífica de conflictos, principalmente en las regiones de Ucrania, Siria, Irak, Libia, Sudán del Sur y la región de los Grandes Lagos. "Antes que los intereses, existen rostros concretos. En las guerras y conflictos, existen personas, hermanos y hermanas, que lloran, sufren y mueren. Seres humanos que se convierten en material de descarte, mientras nada se hace sino enumerar problemas, estrategias y discusiones”, recordó.

Según Francisco, la guerra es la negación de todos los derechos y una agresión dramática al medio ambiente. Para él, la experiencia de los 70 años de existencia de las Naciones Unidas demuestra tanto la eficacia de la plena aplicación de las normas internacionales, como la ineficacia de su inobservancia. "Si se respeta la Carta de las Naciones Unidas produce paz. Pero, si se aplica cuando conviene, se abre una verdadera ‘caja de Pandora’, con fuerzas incontrolables que perjudican seriamente a las poblaciones inermes, al ambiente cultural y también al ambiente biológico”, defendió.

Aún elogiando el trabajo desarrollado por la ONU a lo largo de los años, el Pontífice cree que todavía hay mucho por realizar. "El tiempo presente nos invita a privilegiar acciones que puedan generar nuevos dinamismos en la sociedad, que fructifiquen en acontecimientos históricos importantes y positivos. No podemos permitirnos la postergación de ‘algunas agendas’ hacia el futuro. El futuro exige decisiones críticas y globales frente a los conflictos mundiales, que aumentan el número de excluidos y necesitados”, concluyó Francisco.

CNBB, con informaciones de radio Vaticano.

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