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lunes, 25 de mayo de 2015

Acercamiento de India y China desquicia a EU y satisface a Rusia


Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme

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Xi Jinping y Vladimir Putin (al centro) observan en la Plaza Roja de Moscú el desfile del Día de la Victoria, el pasado 9 de mayoFoto Reuters       

Ding Gang, editorialista de People’s Daily, rotativo oficial del Partido Comunista Chino, truena contra quienes con mentalidad de rivalidades no gozarán la danza del dragón con el elefante ( http://goo.gl/xldd4f ) en el gran baile asiático del siglo XXI.
Ding Gang exhibe que, desde del rotativo semanal alemán Die Zeit hasta la revista británica The Economist, la prensa occidental apuesta a la confrontación de India y China.
Me pregunto la razón por la cual los multimedia de los BRICS hacen tanto caso a la desinformativa prensa occidental, que se ha quedado catatónica ante el irresistible ascenso asiático y el avance del nuevo orden multipolar.
Tal prensa occidental escamoteó la trascendental primera visita del primer ministro de India, Narendra Modi, al mandarín chino Xi Jinping en su ciudad natal, lo cual denota una gran deferencia: asiento de las célebres estatuas de Terracota e inicio legendario de la histórica Ruta de la Seda.
Cuando hace dos años visité Xi’an, capital de la provincia Shaanxi, tuve la oportunidad de degustar su singular gastronomía árabe e islámica.
Xi’an tiene un alto significado histórico y cultural en donde confluyeron los intercambios de las milenarias civilizaciones de China e India y es una de las travesías donde se asentó uno de los vehículos del budismo originario de Benares (India).
También Xi había sido recibido en Guyarat, provincia natal del premier Modi, considerado ejemplar detonador del desarrollo y el estado indio que ha atraído el máximo de inversiones de China, hoy principal socio comercial de India con un intercambio bilateral de 70 mil millones de dólares.
Tampoco hay que desdeñar la impronta cultural de dos notoriedades indias en el inconsciente colectivo chino: Buda y el poeta Tagore.
La prensa occidental profundiza su autismo al escamotear el acercamiento de dos potencias medianas nucleares que ostentan el primer lugar (China: con 17.63 billones de dólares), y el cuarto sitial (India), en el ranking del PIB global medido por el poder adquisitivo, según la CIA.
Si la Unión Europea (17.61 billones de dólares) y Estados Unidos (17.46 billones de dólares) vienen en segundo y tercer lugares, no muy alejados de China, el cuarto lugar (7.28 billones de dólares) de India es muy superior a Japón (4.8 billones de dólares), relegado al quinto sitial.
India es ya miembro fundador del fulgurante Banco de Desarrollo chino (AIIB, por sus siglas en inglés), que traslada el centro gravitatorio de la geoeconomía global a China.
La prensa occidental tiende a abultar los diferendos fronterizos entre los dos gigantes asiáticos con un total poblacional de 2 mil 600 millones (36 por ciento mundial) y el 23.17 por ciento del PIB global. ¡Lo que les falta por recorrer juntos!
Los mandatarios de China e India –que forman parte de los BRICS, cuando Nueva Delhi está a punto de ingresar, con Pakistán e Irán, al Grupo de Shanghai en su próxima cumbre en Ufa (Rusia)– entienden que en lugar de guerrear (ya tuvieron una guerra transfronteriza en 1962), como desean los balcanizadores anglosajones, vale mejor la pena complementarse y quizá hasta aliarse.
El rotativo oficioso chino Global Times considera que cualquiera con algún (sic) conocimiento geopolítico entiende los cambios revolucionarios (¡supersic!) que podrían suceder en el paisaje económico y político en Asia si China e India juntan sus manos, pese a que siempre parezca existir una falta de confianza mutua entre el dragón y el elefante ( http://goo.gl/7R0xKN ).
Global Times admite que –a como está configurada la cadena de oferta global– existe más competencia que complementariedad cuando China es el mayor exportador textil global seguido por India.
En manufactura, también China lleva la delantera, aunque denota una mayor complementariedad, muy similar a la que ha generado con Latinoamérica (exceptuando al México neoliberal itamita): China importa materia prima de India, mientras ha incrementado la exportación de maquinaria y equipamiento a India.
Una área de óptima complementariedad se puede gestar con el ingreso de las telecomunicaciones chinas a India y el posicionamiento de las empresas farmacéuticas indias en China.
Existe un reajuste de las relaciones de China e India que marcan el inicio de un giro gradual de relaciones bilaterales a un esquema más amplio de asociación regional ( http://goo.gl/C0E3fG ).
Por lo pronto, la visita del premier Modi arrojó “un récord de 24 acuerdos –cooperación aeroespacial, explotación mineral, construcción del tren bala, etcétera– por 10 mil millones de dólares”, lo cual festeja Russia Today http://goo.gl/vvQDWR ).
El premier Modi está consciente de que el siglo XXI pertenece a Asia, como comentó a la televisión china CCTV.
El acercamiento de India y China –que desquicia a Estados Unidos y satisface a Rusia, que ha propulsado el famoso triángulo geoestratégico del RIC (Rusia, India y China)–, trasciende la efímera vulgaridad mercantilista y escala la empatía civilizatoria entre dos de sus máximos exponentes milenarios, como expone The Hindu http://goo.gl/hSQtNU ).
La integración de India al Grupo de Shanghai –al unísono de su rival Pakistán y su aliado tras bambalinas Irán– facilitará su incrustación al magnificente proyecto chino de la Ruta de la Seda (terrestre/marítimo) y al corredor geoeconómico con Bangladesh y Myanmar.
Global Times critica el escepticismo del mundo occidental, que determina que las relaciones entre India y China son enfermedades irreconciliables (¡sic!) cuando sin importar cuánta cooperación puedan establecer, las disputas transfronterizas contrarrestarán cualquier progreso ( http://goo.gl/oPzYMS ).
Global Times juzga que es obvio que la élite (sic) occidental no desea el acercamiento de India y China, que confrontará su visión para el futuro de Asia.
Irán –próximo a ingresar al Grupo de Shanghai y que mantiene estupendas relaciones tanto con India como con China– se refocila de que el dragón y el elefante hayan podido manejar en forma exitosa algunas de sus diferencias y hayan introducido un nuevo capítulo en sus relaciones ( http://goo.gl/ApcAvr ).
Una piedra en el zapato es el déficit comercial de 48 mil millones de dólares, que puede ser óptimamente paliado con inversiones de China en India, con participación conjunta en áreas sensibles que no hieran las susceptibilidades nacionales.
Una área de cooperación estratégica ultrasensible es la postura común que han acordado India y China en materia de seguridad alimentaria ante la agónica OMC, según Economic Times de India ( http://goo.gl/OLHR5c ). Esto es sumamente relevante ya que en el seno del G-33, India –que insiste en su inalienable derecho de almacenar alimentos– no había tenido el respaldo de China ni de Indonesia, lo cual marca el inicio de una nueva era de cooperación regional con mentalidad ganar-ganar.
India y China deben cooperar, no solamente para sí, sino para el bien del restante de la humanidad y así requilibrar las nuevas relaciones internacionales del siglo XXI con un enfoque multipolar, plural y civilizatorio: el nuevo Sermón de Benarés del siglo XXI.

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