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domingo, 25 de enero de 2015

¿El mundo a tres minutos del reloj del juicio final?


Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme

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El republicano John McCain, presidente del Comité de los Servicios del Ejército del Senado estadunidense y quien favorece la carrera armamentista, el miércoles pasado en el CapitolioFoto Ap

No hubo buenas noticias durante una semana: desde el clamor sobre la cada vez más alta probabilidad de una guerra nuclear entre Estados Unidos (EU) y Rusia –como sentenció Gorbachov, último presidente de la extinta URSS (http://goo.gl/Dcqkgd)– hasta el desgarrador estudio de Oxfam –conglomerado de 17 organizaciones en 94 países que combate la pobreza y la injusticia– de que “el 1 por ciento más rico del planeta poseerá más que todo el resto en 2016 (http://goo.gl/Zdx3CN)”.

Como si lo anterior fuera poco, el acreditado Boletín de los Científicos Atómicos (BAS, por sus siglas en inglés) sacudió al mundo con su publicación de la situación del “reloj del juicio final ( doomsday clock)” que fue adelantado dos minutos para colocarse a tres minutos de medianoche (http://goo.gl/tewOZg).

La decisión de mover las manecillas del reloj del juicio final ocurre cada año en consulta con su consejo de patrocinadores que incluye a 17 laureados con el Premio Nobel.

El reloj es un indicador de la vulnerabilidad del mundo a la catástrofe por armas nucleares, cambio climático y la emergencia de nuevas tecnologías.
En epístola dirigida a los líderes y ciudadanos del mundo alerta sobre tal vulnerabilidad.

En su polémico análisis, que puede sonar escatológico, evalúa las extraordinarias e innegables amenazas a la existencia continua de la humanidad cuando los líderes mundiales han fracasado en actuar a la velocidad o a la escala requerida para proteger a los ciudadanos de una catástrofe potencial.

A su juicio, las fallas de liderazgo político pone en peligro a cada persona en el planeta.

El BAS fue fundado en 1945 por los científicos de la Universidad de Chicago que habían contribuido al desarrollo de las primeras bombas atómicas del Proyecto Manhattan y dos años más tarde crearon la ominosa metáfora del reloj del juicio final.

En 1953, su peor año, el reloj estuvo a dos minutos de su Armagedón con la primera prueba de la bomba de hidrógeno, mientras 1991 fue el año más optimista con el finiquito de la guerra fría que colocó las manecillas a 17 minutos lejos del Apocalipsis.

Ahora, en enero de 2015, las manecillas son colocadas a sólo tres minutos debido a la inédita conjunción del cambio climático, la modernización de programas nucleares que amenazan crear una nueva carrera armamentista, el fracaso del liderazgo del poder nuclear y las amenazas de tecnologías emergentes.

Juzga que se vislumbra una catástrofe climática que no es inevitable.

De los 134 años que se guardan registros, 2014 fue el más caliente y nueve de los 10 años más calientes ocurrieron desde 2000, a lo que se suman los descubrimientos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU: El calentamiento global es inequívoco y sin precedentes y ya es responsable de un daño extenso que pudiera alcanzar de tres a ocho grados Celsius a final del siglo XXI.

Al BAS no le convence el reciente paso histórico del acuerdo entre EU y China sobre cambio climático, y critica que la reducción de los arsenales de EU y Rusia desde la guerra fría se ha ralentizado en forma dramática.

Curiosamente, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (sic) de la ONU se han enfrascado en programas de modernización nuclear muy costosos, al unísono de otros países, como India, Pakistán, Israel y Norcorea, que se encuentran fuera del Tratado de No-Proliferación Nuclear (NPT, por sus siglas en inglés).

Pese a que la energía nuclear abastece poco más de 10 por ciento de la capacidad generadora de electricidad en el mundo, sin emisión de bióxido de carbono, la comunidad internacional no ha desarrollado planes coordinados para lidiar con los desafíos del poder nuclear en términos de costo, seguridad, manejo de desechos radiactivos y riesgos proliferativos ( v. gr. el reciente accidente en el sudeste de Nuevo México).

Considera que las instituciones mundiales se vieron anquilosadas durante el reciente brote de ébola en África occidental.

Llama la atención su extraño exhorto a una gobernación mundial –términos que perturbarán a la mayoría de los países que todavía creen en la soberanía nacional– que debe (sic) desarrollar mecanismos para reaccionar en forma rápida y efectiva para confrontar la enfermedad emergente y la posibilidad de bioterrorismo. Aquí abren una ventana a la crítica del despliegue de una agenda oculta por el gobierno mundial de marras y dan por asentada la tan vilipendiada globalización y su acoplamiento con la era de la biología sintética, justamente cuando hasta el papa jesuita Francisco –líder de mil 300 millones de católicos– ha fustigado la globalización financierista como propiciador de la enorme desigualdad (http://goo.gl/9IJNWS).

Hasta aquí los ciudadanos del mundo pudieran apreciar las contribuciones del BAS en materia del cambio climático –que también se prestará a mucha polémica– y en el rubro nuclear, pero levantará muchas cejas por su ciega apología a la fracasada globalización y a la ominosa gobernación mundial.

Otro punto de trascendental interés que aborda son las amenazas de ciberataques que tienen el potencial de desestabilizar instituciones gubernamentales y financieras, en paralelo a la preocupación por los avances en inteligencia artificial que ponen en tela de juicio las capacidades de su control y la carencia de comando humano cuando existe una brecha entre los avances científicos en tecnologías de uso dual y la habilidad de la sociedad civil para controlarlos, que requieren de vigilancia ciudadana.

En la época de la URSS, los estrategas de Moscú consideraban que la alarma catastrofista del reloj del BAS siempre le era desfavorable como herramienta publicitaria.

Robert Golan-Vilella, editor de The National Interest, señala que en los pasados 68 años el reloj del Armagedón siempre (sic) se ha encontrado entre dos y 17 minutos lejos de medianoche, amén de que era entendible que en la década de los 80 se hubiera encontrado a tres minutos con 60 mil ojivas nucleares desplegadas, en su mayoría por EU y la extinta URSS. Pero critica ferozmente el acoplamiento novedoso del cambio climático con los arsenales nucleares que equivale a comparar bombas atómicas con naranjas (Es tiempo de aniquilar el reloj del juicio final, http://goo.gl/OLNSrT).

Golan-Vilella cita a Stephen I. Schwartz, editor de The Non Proliferation Review, quien aduce que la inclusión del cambio climático como nuevo factor en los cálculos del BAS hace imposible hacer comparaciones con la colocación del reloj antes de 2007.

La advertencia apocalíptica del BAS –sea sobredimensionada o subestimada– colisiona con el muy polémico senador John McCain –flamante presidente del Comité de los Servicios del Ejército de Senado–, quien critica furibundamente el recorte militar de Obama y favorece la carrera armamentista, amén de su franca confrontación con Rusia y China (http://goo.gl/y9K6V9).

A quien deben convencer ante todo los insignes científicos del BAS es al Congreso de EU, hoy con mayoría del pugnaz y mexicanófobo Partido Republicano.

Facebook: AlfredoJalife

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