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viernes, 22 de agosto de 2014

Dos años después, Julian Assange sigue siendo un prisionero del proceso


Por: Ricardo Patiño Aroca


Ecuador está comprometido a proteger a las personas que son objeto de persecución política. Hace dos años, luego de una profunda investigación y revisión de nuestras obligaciones legales, decidimos dar asilo a Julian Assange, así lo afirma el Ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, Ricardo Patiño, en su artículo de opinión publicado el 18 de agosto en el periódico británico The Guardian.


Traducción español

Ecuador está comprometido a proteger a las personas que son objeto de persecución política. Hace dos años, luego de una profunda investigación y revisión de nuestras obligaciones legales, decidimos dar asilo a Julian Assange.

Esta decisión resultó luego de un cambio dramático en nuestra percepción global sobre la privacidad, las telecomunicaciones, el Internet y la diplomacia durante los últimos años. Las revelaciones de Edward Snowden sobre las prácticas de vigilancia masiva, espionaje global y control de las comunicaciones por parte de la NSA –y sus aliados– han destapado las graves afectaciones para la seguridad de los Estados, los derechos humanos de la ciudadanía mundial, y la amenaza para el desarrollo futuro de Internet. Los millones de documentos publicados por Wikileaks sobre maniobras políticas, económicas y militares realizadas por poderosos entes han puesto bajo la lupa delicados asuntos de soberanía y abuso de poder.

Todos los Estados tienen secretos. Y todos los Estados tienen el derecho de defenderse frente a las amenazas que confrontan. Pero ello no debe servir como coartada para cometer y encubrir violaciones graves de los derechos humanos, entre ellas, crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad.

En muchos casos, los Estados con las capacidades de vigilancia más sofisticadas cometen las más graves violaciones de los derechos humanos. La publicación de información sobre prácticas atentatorias de los derechos humanos es un derecho, de acuerdo a la Declaración sobre los defensores de los derechos humanos de 1998, cuyo ejercicio implica el derecho a una protección eficaz hacia los que revelen esas prácticas. El periodismo honesto y los valientes denunciantes que se atreven a comunicar hechos que evidencian graves violaciones de derechos humanos o atentados contra la soberanía de los Estados merecen ser protegidos.
La suerte de la soldado Chelsea Manning, la evidencia de procesos conducidos por grandes jurados y, posteriormente, la situación que confronta Edward Snowden, asilado en Rusia, corroboran los temores de Julian Assange por su seguridad, su libertad y su vida cuando se refugió en la embajada ecuatoriana en Londres, hace más de dos años.

Para la protección efectiva de los derechos humanos, es necesario que todos los Estados ratifiquen y cumplan con los instrumentos internacionales en vigor. Ecuador ha manifestado su inquebrantable compromiso en ese ámbito y somos signatarios de múltiples convenciones vinculantes, que reconocen y defienden los derechos humanos inalienables.

Asumiendo la responsabilidad de articular una cooperación judicial efectiva entre Estados, Ecuador ofreció a las autoridades suecas nuestras dependencias diplomáticas en Londres o la posibilidad de que se realice una videoconferencia, para permitir que el proceso legal de Assange avance sin dilación. Continuamos sin entender por qué, a pesar de la cooperación que ofrece el gobierno ecuatoriano para tomar las declaraciones en nuestra Embajada, la Fiscalía sueca sacrifica la tutela judicial sabiendo que se vulneran los derechos de Julian Assange y los de las dos mujeres suecas que desean una pronta solución del proceso legal.

A pesar de la iniciativa propuesta por el Gobierno del Ecuador de constituir un grupo binacional de juristas para agilizar la resolución del caso (en un inicio aceptada por el Gobierno del Reino Unido, en junio de 2013), es de lamentar que hasta la fecha ningún resultado haya sido alcanzado.

La imposibilidad de salir de la Embajada impide a Julian Assange disfrutar de su asilo y afecta gravemente su calidad de vida y su salud. Dos años sin luz solar, sin aire fresco, sin poder caminar afuera. No es justicia para un asilado ser preso de un proceso jurídico estancado. Ecuador está obligado a proteger al Sr. Assange en nuestra embajada hasta que pueda disfrutar plenamente del derecho de asilo. Nos preocupan las consecuencias de una emergencia médica grave sin atención. Es pertinente que Reino Unido y Suecia se pregunten si asumirán esas consecuencias.

Debemos hacer justicia a quienes sacrifican sus libertades para informarnos sobre los riesgos de la vigilancia masiva y el futuro del Internet. Debemos construir un régimen normativo internacional vinculante que acompañe los procesos de la gobernanza de la Red Global, con decisiones fuertes sobre cuestiones sensibles, como la protección de la privacidad, la promoción de la ciberpaz y la erradicación de la ciberguerra, la neutralidad de la Red y la protección inequívoca de su naturaleza abierta y distribuida. En América Latina, contamos con los procesos de integración como CELAC, UNASUR y ALBA para eliminar la dependencia tecnológica del Norte y fortalecer nuestra soberanía.

El Ecuador ratifica su compromiso con la salvaguardia de los derechos humanos, la libertad y la vida de Julian Assange, renueva la vigencia del asilo concedido hace dos años y reitera su solicitud de un salvoconducto para que Assange pueda desplazarse de forma segura hasta territorio ecuatoriano.
Dos años es demasiado tiempo. Es hora de encontrar una solución viable a esta situación.

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