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sábado, 28 de mayo de 2011

ALEPH: Geopolítica de compadres

Carolina Escobar Sarti
Cuando el presidente Barak Obama asumió la presidencia de su país, el agudo intelectual Noam Chomsky fue entrevistado y dijo: “Esta administración será menos confrontativa con el resto del mundo, pero va a seguir las mismas políticas. Esto se puede notar con los recientes ataques a Gaza. La campaña en Gaza fue un ejemplo asombroso. Fue planeada muy cuidadosamente con meses de anticipación, y la prensa israelí lo dijo abiertamente.

Fue meticulosa y claramente planeada para que concluyese justamente antes de la inauguración presidencial, un día antes de la toma de posesión. Esto no es ninguna casualidad, ya que le hizo posible a Obama aparentar que él no podía decir nada al respecto. Mientras ocurrían las atrocidades, dijo: ‘Sólo hay un presidente por lo tanto no puedo decir nada al respecto’. Por supuesto que él opinaba sobre todo lo demás, y no le impidió que hablase sobre la ideología de ‘odio’ detrás de los ataques terroristas en Mumbay”.

En su último discurso sobre Medio Oriente y el norte de África, Obama señaló: “Las fronteras de Israel y de Palestina deberían establecerse sobre las líneas de 1967 con intercambios aceptados(…) por ambos Estados”. Supongo que, por provocadora, esta ha sido una de las frases más comentadas en los últimos tiempos. Al escucharla, y aún antes de su llegada a Washington, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, hizo saber al mundo que esta propuesta era “indefendible”. Durante el encuentro televisivo sostenido entre ambos en la Casa Blanca, parecía que el aire podía cortarse con serrucho. Pero en cuestiones de geopolítica hay que leer entre líneas e hilar más fino.

En medio de un ambiente de convulsión social que comenzó en Túnez y siguió en Egipto, Yemen, Bahréin y otros territorios de la zona mediterránea, la diplomacia del gobierno de Obama tratará de evitar que, en septiembre, la Asamblea de la ONU reconozca a Palestina como Estado independiente. Y es que el mismo Obama ha expresado no estar de acuerdo con propuestas unilaterales y Netanyahu ha dicho: “No creo que el presidente —Obama— dijera que era necesario regresar a las fronteras de 1967, sino más bien que debemos iniciar la discusión sobre la base de esos límites”.

Por otra parte, él pidió a Palestina explicar el acuerdo de reconciliación entre el partido secular Fatah y Hamás, alcanzado hace poco, y exigió respuestas creíbles a las “dudas legítimas” que surgen por la negativa de la organización musulmana a reconocer al Estado de Israel. Además, está de acuerdo con la doctrina de seguridad concebida por Netanyahu para una Palestina “no militarizada” que ordena el repliegue gradual de los territorios ocupados. Y como quien calla otorga, Obama ni siquiera sugirió detener la construcción de colonias judías en Cisjordania, a pesar de saber que Israel aprobó oficialmente levantar mil 500 viviendas en la parte oriental de ese territorio. Tampoco mencionó la Iniciativa de Paz Árabe formulada en 2002, defendida por tantos israelíes progresistas, que propone el repliegue de Israel en los territorios ocupados, el reconocimiento del Estado palestino independiente con Jerusalén oriental como capital y una solución justa para los refugiados palestinos.

En 1967, Israel conquistó Cisjordania y la Franja de Gaza en la Guerra de los Seis Días, pero al 2011 una buena parte de la comunidad internacional no reconoce esta anexión. Sin embargo, el apoyo de EE. UU. ha sido decisivo para dibujar al Israel de hoy. Situar las fronteras sobre las que había en 1967, promoviendo un “intercambio de tierras” como se sugiere, permitiría luego a Israel retener, por medio de un acuerdo, grandes asentamientos que ocupó en Cisjordania durante los últimos 40 años. Reconocido como el Estado judío y la patria judía, ningún palestino podría quedarse allí y tendrían que irse a zonas palestinas, que es lo que ha querido Israel siempre. ¿Nacerá el Estado Palestino en septiembre? ¿Y si nace, lo dejarán vivir? Complicada la geopolítica, tan ajena a la realidad cotidiana de los pueblos que la padecen y que anhelan la paz.

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