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sábado, 30 de octubre de 2010

ALEPH: “Voz joven: es hora de hablar” (II)

Carolina Escobar Sarti
¿Qué es la juventud? ¿Es verdad que la mayoría de jóvenes son mareros? ¿Quiénes son esos sujetos a los que llamamos jóvenes? ¿Cómo se ven y viven las y los jóvenes a sí mismos en contextos de violencia? ¿Qué puede hacer la juventud organizada para contrarrestar el estigma que pesa sobre ella y la criminaliza?

¿Qué dice la juventud de los adultos y qué dicen ellos de la juventud? ¿Qué propuestas puede hacer la juventud, desde su condición de sujeto social con derechos, para impulsar cambios que la beneficien? ¿Cómo debe ser su participación para favorecer el paso de una agenda de seguridad nacional a una de seguridad integral?

Estas preguntas me surgieron cuando leí sobre la II Conferencia Internacional por una Vida Integral “Voz Joven: es hora de hablar”, que se realizó esta semana en Guatemala y convocó a más de 300 personas de la región centroamericana y de otros países de Latinoamérica. Los diálogos y reflexiones giraron alrededor de una agenda centroamericana de seguridad integral juvenil, de la actual situación de la juventud de la región y el impulso que hay que darle a políticas integrales a favor de ese grupo poblacional, así como de la creación o fortalecimiento de mecanismos de coordinación regional para el análisis y la propuesta. No es poco si consideramos la agenda hemisférica de seguridad impuesta desde Estados Unidos para la juventud, las intenciones de los partidos que protagonizan la escena política de nuestros países hacia las y los jóvenes y la visión obtusa y generalizadora que se tiene de ellos en la región.

Sólo en el Congreso de la República de Guatemala hay tres iniciativas que merecen ser cuestionadas. Con razón se dice a sotto voce que los partidos políticos ya no son la respuesta de nada para nadie, solo para los que se sirven de ellos. Las iniciativas de ley 42-69, 42-74 y 42-80 son producto de un mal reciclaje de los partidos unionista, patriota y líder (así con minúscula); todos, partidos con antecedentes directos en movimientos, grupos sociales y organizaciones vinculadas a los planteamientos más ortodoxos del ejercicio del poder de una elite muy compacta, que históricamente ha privatizado la política como se le ha dado la gana, incluso por medios violentos.

Entre esas tres iniciativas, ninguna privilegia la prevención y el cuidado de la juventud; las tres son de índole represiva, muy amarradas a un obsoleto positivismo criminológico. Como si juventud fuera sinónimo de criminal y fuéramos sociedades mareras. No es verdad. Hay mareros involucrados en actos de violencia horribles, pero no toda la juventud merece ser criminalizada como se hace desde esas iniciativas de ley. Hay que ser cuidadosos al nombrar las cosas, para no terminar poniendo más sangre por todas partes. En este sentido, vale la pena leer a http://irvinwaller.com/truths1.html para saber sobre la iniciativa de “Menos represión, Más seguridad”, donde se prueba que este tipo de medidas represivas no tuvo el impacto esperado en ciudades estadounidenses como Nueva York. Al comparar ese caso con Boston, donde existió una estrategia específica por parte de la ciudad, que combinó una policía “más inteligente” y una prevención “más inteligente”, los homicidios sí se redujeron. Menos armas, menos alcohol, más acciones preventivas, más programas educativos, entre muchas otras cosas, fueron de gran ayuda.

Y es que con esto sucede lo que las leyes físicas mandan: a mayor represión, mayor rebelión y mayor violencia. Cuanto más se ordena y se reprime y menos se razona y se previene, más violencia surge en el mediano y largo plazo. Hay medidas cortoplacistas que pueden funcionar, pero si queremos cambiar las cosas de raíz y no solo porque ya viene una elección, hay que hacerlo bien. No con leyes que promuevan la pena de muerte y aún mayores exclusiones y particiones entre “buenos y malos”, como si estos últimos no estuvieran también en la política, la empresa, la academia, el periodismo, el ejército, la iglesia, en todas partes. ¿O no fue Garófalo quien dijo que “la mejor forma de exclusión es la muerte”?

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